Aposentada en la orilla del río
Miño, Tui es el guardián perpetuo de la Puerta de Galicia. Una
auténtica villa xacobea, medieval y fronteriza.
Por encima del núcleo urbano de
Tui, el Monte Aloia es el lugar donde se encuentra el Castro Alto dos
Cubos, un poblado de la Edad del Hierro vinculado con los celtas y
adscrito a la milenaria cultura castreña, típica del cuadrante
noroccidental de la Península Ibérica. Probablemente desde este
lugar, su moradores podían dominar y acceder con cierta facilidad al
río Miño.
La Tude romana era una mansión
de la vía o calzada XIX, donde paraban a descansar los viajeros.
Desde siempre ha sido lugar de tránsito. En el siglo II los viajeros
cruzaban el Miño en barca, igual que hicieron durante siglos los
peregrinos que seguían el Camino portugués hasta Santiago. Siempre
tuvo marcado carácter comercial, herencia de los tiempos en los que
fue puerto fluvial, de entrada y salida de mercancías hacia (y
desde) Portugal.
Los romanos atraviesan el río
desde el sur, y encuentran un asentamiento en la parte alta de la
ciudad. Allí en la zona que va de la Catedral al Convento de las
clarisas levantan una fortaleza para proteger la vía y vigilar el
río; el Castellum Tude. De esta manera, y desde su origen, la ciudad
fue configurándose como emplazamiento defensivo. Su posición
estratégica sumada a su situación de frontera y a las sucesivas
guerras entre protugueses y españoles.
Durante la Edad Media los
obispos, que contaban con la protección de los reyes de León y
Castilla, obtienen un poder absoluto sobre el territorio tudense, así
como grandes privilegios que permiten la construcción de la
catedral. También se levanta la muralla terminándose de configurar
la ciudad.
La catedral es un ejemplo de
iglesia románica fortificada, con obra gótica posterior.
Probablemente el edificio más destacado de todo el patrimonio
arquitectónico de la ciudad. Las obras de esta iglesia se atribuyen
a experimentados canteros franceses.
Las torres de San Andrés, Santa
Catalina y Sotomaior confieren a la catedral un aspecto de
inexpugnable fortaleza.
Tui fue capital con el rey suevo
Rekiamundo y posteriormente también con el visigodo Witiza que
instaló su corte en la parroquia de Pazos de Rei. El origen de la
fortificación hay que ponerlo en relación con la fundación del
reino de Portugal, pues el primer monarca luso Alfonso Henriques,
reclamaba para sí este territorio.
La muralla es uno de los
elementos que configuran la ciudad medieval. Esta fue construida en
1170 por el rey de León Fernando II, para defender las valiosas
posesiones episcopales. La muralla medieval de Tui aguantó en pie
hasta el siglo XIX, momento en que las familias burguesas promovieron
la demolición para favorecer la circulación de personas y el
transporte. Hoy solo quedan en pie algunos lienzos.
Muchos vecinos que vivían en la
zona de Rebordanes, cerca del río, se trasladaron a vivir dentro del
recinto amurallado. Por esta época comienza a formarse una destacada
clase social de comerciantes, artesanos, panaderos, curtidores y
carniceros. Poco a poco también se va aglutinando una importante
comunidad judía.
El Camino Portugués está
documentado desde el siglo XII, una circunstancia que permitió
consolidar a Tuy como un importante lugar de paso y de intercambio
comercial y de ideas. Una ruta histórica que comienza en el sur de
Portugal, y pasando por Coimbra y Oporto llegan a Galicia.
A partir del siglo XVI fue puerto
fluvial de primer orden que tenía el monopolio del comercio de sal.
Numerosas familias que pertenecían a la alta burguesía se
establecen den Tui; grandes comerciantes, jefes de aduanas,
funcionarios, militares, políticos, escritores e intelectuales, lo
que contribuyó enormemenete al florecimiento económico y cultural
de la ciudad.
En la parte baja de la ciudad y
cerca del río se ubica la iglesia y el convento de Santo Domingo.
La fuente de Santo Domingo
suministraba agua a la ciudad junto a las del Oro y de Riomuiños. En
la Edad Media esta fuente era conocida como fuente de Reimiro y será
a partir del siglo XVI cuando fue rebautizada con el nombre del
cercano convento. En el siglo XVIII fue reformada y se le añadieron
los lavaderos y los abrevaderos para las caballerías.
La capilla de San Telmo se
levanta sobre la casa donde murió San Telmo allá por el siglo XIII.
La obra es del siglo XVIII y fue levantada siguiendo un estilo
barroco portugués. Desde ese mismo siglo XIII la capilla es objeto
de peregrinación por parte de fieles devotos que llegaban hasta aquí
para postrarse ante el Corpo Santo. Estas peregrinaciones aparecen
documentadas en el “libro dos milagres” de 1258 mandado realizar
por el obispo Gil Pérez de Cerveira.
Convento das Clarisas e Igrexa da
Oliveira. El origen del convento se remonta a principios del siglo
XVI, cuando un grupo de mujeres devotas de la ciudad deciden vivir en
comunidad siguiendo la regla de San Francisco. Las monjas clarisas,
encerradas aquí, elaboran unos (dicen) excelentes dulces de
almendra.
Iglesia de San Bartolomé de
Rebordans. Alejada un poco del centro urbano y en pleno Camino de
Santiago, la iglesia de San Bartolomé, del siglo XI, se levanta
sobre precedentes romanos y suevos. Este antiguo monasterio fue sede
episcopal, es decir, la primera catedral de Tuy, durante los primeros
tiempos medievales. Por delante de este templo pasaba la Vía XIX
romana que coincide, en parte, con el Camino de Santiago.
Paseo de la Corredera, entre la
tradición y la modernidad. Desde la Edad Media al siglo XIX, pasó
de ser una zona extramuros a paseo decimonónico, de lugar de paso de
transeúntes, a sede de las grandes familias burguesas. Por aquí
pasaban los que iban y venían por los caminos reales a Baiona,
Porriño, A Guardia o Gondomar. Actualmente es la vía principal de
Tui.
Calle entrefornos. Los nombres de
las calles nos cuentan la historia de la gente que vivió y trabajó
en ellas. A lo largo del Medievo, Tui contó con una numerosa
población dedicada a la artesanía y al comercio; tal y como
muestran las calles que aún conservan el nombre de los gremios que
estaban instalados en ellas: zapatería, peletería o entrefornos,
antigua tripería. En esta calle los carniceros despiezaban la carne
de los animales para comerciarla. Los despojos iban hacia el río por
una pendiente de roca.
“Las calles de la parte antigua
de Tuy son otra maravilla, distinta pero igualmente inolvidable: un
pequeño laberinto de callejuelas pulidas por siglos de lluvia donde
perdura el misterio del munto medieval, con austeros muros
conventuales y viejas casonas señoriales. Hay que caminar por ellas
sin prisas” (Viaje al Corazón de España. Fernando García de
Cortázar).
Tradicionalmente las mujeres del
pueblo bajaban todos los días al río para lavar las ropas, nos
encontramos en el barrio de Riomuíños.
“Cuando se apague
a luz que brila
nos meus ollos,
non pechedes a ventá,
deixade que entre
o rumor das mulleres
lavando no río
deixade que entre
o cheiro da roupa
recén lavada”
Emilia Rosende. Festas das
Lavandeiras.
Las fuentes siempre fueron lugar
de reunión de los vecinos de los pueblos, un hito imprescindible del
urbanismo tradicional.
Durante toda la Edad Media, y por
motivos obvios, Tui será el principal centro religioso,
administrativo, militar y comercial del sur de Galicia.
“No resulta difícil enamorarse
de Tuy; una ciudad serena y monumental, como corresponde a la que fue
una de las capitales del Reino de Galicia; un lugar que ha visto
pasar a lo largo de su historia a celtas, romanos, suevos, normandos,
piratas o soldados portugueses y que soporta con solemnidad y
elegancia el trascurso del tiempo. Su piedra no cambia, ni su
silencio, ni tampoco la ruta que siguen las sabrosas angulas desde La
Guardia, río Miño arriba, el mismo camino que utilizaban los
antiguos navegantes para comerciar con los lugareños y que emplearon
los vikingos para saquear la urbe y llevarse preso al mismísimo
obispo”. (Viaje al Corazón de España. Fernando García de
Cortázar).
Media Luna y tres estrellas forman
el bello escudo de la ciudad.
Tui, una ciudad, muchas esencias.
Una población polifacética que se eleva por encima del río Miño y
extiende su mirada hacia Portugal. Ciudad de frontera, fortificada,
sede episcopal, burguesa y gremial, morada de clarisas y dominicos,
sepultura de San Telmo, hogar de sefardíes conversos e hito
ineludible en el Camino de Santiago.
Por debajo el Miño y por encima
el Monte Aloia, donde los viejos celtas construyeron su castro, en
altura, para defenderse mejor de los potenciales enemigos. En Tui
encontramos las huellas de celtas, romanos y suevos, pero también de
millares de peregrinos procedentes de todos los rincones del orbe. En
Tui apreciamos la esencia de un ciudad múltiple: la fronteriza, la
comercial, la sefardí y la peregrina.
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