lunes, 25 de febrero de 2019

LOS EXPLORADORES EUROPEOS.




A principios del siglo XVIII los estados europeos ya habían explorado el continente Americano, las costas africanas y las lejanas tierras de Asia (el danés Bering recorrió el estrecho que bautizó con su nombre), sin embargo, nadie se había adentrado en las desconocidas aguas de los mares del sur, el vasto Océano Pacífico. Durante las centurias anteriores los científicos pensaban que al sur de esas tierras conocidas existía una gigantesca masa continental a la que llamaban Terra Australis Nodum Cognita, algo así como Tierra del Sur Desconocida.

A lo largo del siglo XVIII se organizarán desde Francia e Inglaterra, la mayoría de las veces por parte de los respectivos gobiernos, varias expediciones con el objetivo de explorar y cartografíar esta desconocida región. En ese sentido destacan los franceses Bougainville y La Pérouse, y el inglés James Cook. Parte de la tripulación estaba formada por científicos que tenía como cometido estudiar la flora, la fauna y las costumbres de los grupos humanos que encontraran. A finales de este siglo los europeos descubrieron Oceanía y las costas de la Antártida.

Las enconadas rivalidades entre las compañías comerciales impulsaron expediciones hacia otros territorios inexplorados, como las de Alexander MacKenzie por Canadá o la del francés La Condamine por Sudamérica. Por otro lado, el lucrativo tráfico de esclavos alentó las incursiones hacia el interior del continente africano, como las protegonizadas por Mungo Park. Con estas expediciones Europa asentaba las bases para su dominio absoluto del mundo.

En España la expedición más célebre y más recordada fue la capitaneada por Alejandro Malspina, que en 1789 emprendió un viaje político-científico por América, Asia y Oceanía.


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