viernes, 18 de enero de 2019

LAS BASES TEÓRICAS DEL ABSOLUTISMO.




El Absolutismo necesitaba una base teórica que justificase su existencia. Dos pensadores desarrollan el cuerpo teórico de la Monarquía Absoluta, eso sí, desde puntos de partida diferentes, el francés Bossuet y el inglés Thomas Hobbes.

Thomas Hobbes justifica un poder absoluto que sea capaz de reunir las funciones ejecutivas, legislativas, judiciales y también espirituales. Testigo directo de la revolución de 1688 y del régimen republicano de Oliver Cromwell, este contexto le inspiró para escribir Leviatán, una obra en que postula la necesidad de un soberano (o en su defecto una asamblea) que reúna todo el poder necesario para garantizar la paz, el orden y el progreso del Estado, ante la amenaza permanente que se materializa en una criatura monstruosa: el Leviatán. El planteamiento de Hobber es el siguiente: el ser humano es malo por naturaleza, homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre), y para evitar que la sociedad caiga en el caos, provocando la disolución de la misma, se necesita un poder fuerte capaz de mantener ese orden.

Bossuet parte de otra premisa para defender el mismo concepto del poder. El autor francés, muy ligado a la casa real borbónica en tiempos de Luis XIV escribe “La política sacada de las mismas palabras de la Sagrada Escritura”. En esta obra elabora una teología política en la que el monarca es elegido por Dios para gobernar a su pueblo, un origen divino para el poder político. Esta idea justifica el poder absoluto y omnímodo del monarca que tan solo debe rendir cuentas ante el Todopoderoso.

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