miércoles, 23 de enero de 2019

EL GRAN DUQUE GEDIMINAS.



Gediminas, después de una agotadora cacería se quedó a dormir en el bosque. Tuvo un sueño, un lobo de hierro que lanzaba terribles aullidos, era la señal para fundar una capital para su ducado; Vilnius. 

Los orígenes de Gediminas no están claros, pero al parecer estaba bien relacionado con el duque Vitenis, del que se convirtió en sucesor al frente de Lituania en 1316. Gediminas, antes que Gran Duque, había sido señor de Samogitia y de Trakai, y una vez sentado en el trono, trasladó su capital a la ciudad de Vilnius. 


Durante el reinado de Gediminas se sentaron las bases de un estado centralizado y fuerte, y además se llevó a cabo una ambiciosa expansión territorial a costa de los principados ruso. Su reticencia a abrazar el Cristianismo y su declarado paganismo le llevó a enfrentarse a la poderosa Orden Teutónica. En la práctica apoyó tanto al clero católico como al clero ortodoxo. 

Su reinado está catalogado como el de un rey sabio, defensor de la cultura y constructor de castillos para controlar y proteger su territorio. Fue el padre de otros dos destacados duques lituanos: Algirdas y Kestutis.


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