Raimundo, arzobispo de Toledo y canciller de Castilla en el siglo XII, durante el reinado de Alfonso VII, impulsó definitivamente la famosa escuela de Traductores. El sueldo, es decir el dinero, hizo factible el tópico entendimiento de las tres culturas. El objetivo era rescatar el saber clásico a través de las versiones árabes.
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