Según creían los antiguos sumerios, el mundo era tierra entre dos ríos y también entre dos cielos.
En el cielo de arriba, vivían los dioses que mandaban. En el cielo de abajo, los dioses que trabajaban.
Y así fue, hasta que los dioses de abajo se hartaron de vivir trabajando, y estalló la primera huelga de la historia universal.
Hubo pánico.
Para no morir de hambre, los dioses de arriba amasaron de barro a las mujeres y a los hombres y los pusieron a trabajar para ellos.
Las mujeres y los hombres fueron nacidos de las orillas de los ríos Tigris y Éufrates.
De ese barro fueron hechos, también, los libros que lo cuentan.
Según dicen esos libros, morir significa regresar al barro.
Eduardo Galeano. Espejos
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