“Por causa de los pecados del
pueblo cristiano, los sarracenos aumentaron en gran número. Su rey,
que se impuso el nombre de al-Mansur, ayudado por los sarracenos del
otro lado del mar, entró en tierras cristianas para devastarlas y
matar a muchos con su espada.
Entró en el reino de los
francos, en el de Pamplona e incluso en el de León y destruyó
ciudades y castillos, haciendo huir a sus habitantes.
Llegó también hasta las zonas
costeras de Occidente y destruyó la ciudad donde está enterrado el
cuerpo del beato Jacobus [Santiago*].”
Crónica de Sampiro, siglo XI.
Obispo de Astorga.
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