jueves, 12 de octubre de 2017

LOS VASCOS.



“Oculto entre montañas habita las dos laderas de los Pirineos Occidentales un pueblo que ha conservado por una larga serie de siglos su primitiva lengua y, en gran parte también, su antiguo régimen y costumbres, y que, según la feliz expresión de un moderno escritor, se ha sustraído, tanto a la mirada del observador, como a la espada del conquistador, el pueblo de los vascos o biscaynos. Así como las cumbres de las montañas, rodeadas de laderas cubiertas de bosques, de las revoluciones del cuerpo terráqueo, así también este pequeño pueblo se ha salvado de las violentas tempestades, que desde la caída del Imperio Romano afligieron al suroeste de Francia y a España. Aún en tiempos más modernos, desgarrado en dos pedazos muy desiguales y subordinados a naciones poderosas, no han renunciado los vascos, empero, de ningún modo a su propia manera de ser. Sin mezclarse con ninguno de sus vecinos, han permanecido en un estado de sencillez de costumbres primitivas despecho de todos los progresos del lujo y del refinamiento que les rodean y han conservado siempre la peculiaridad de sus carácter nacional, y ante todo el antiguo espíritu de libertad e independencia, que ya ensalzaron los escritores griegos y romanos”.
Wilhem von Humboldt, 1799.

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