jueves, 26 de octubre de 2017

LAS MIL Y UNA ESPAÑAS



A vueltas con independentismos, nacionalismos y chouvinismos varios. En Ampurias (perdón quise escribir L'Escala) situada en la bellisima Costa Brava no tienen muy claro eso de la DUI (Declaración Unilateral de Independencia), sus vecinos dicen que ellos son griegos y que llevan viviendo allí desde mucho antes que existiera siquiera el vocablo Catalunya (léase Cataluña). Por lo visto y oído por ahí, estos días los deseos de autodeterminación corren como un reguero de pólvora por toda la piel de toro. La ciudad de Cartagena han presentado una solicitud formal para escindirse de la Región de Murcia y volver al seno de la madre patria, Cartago (aunque de la mítica urbe solo queden piedras). Diferentes asociaciones de Málaga, Granada y Almería proponen reunirse y resucitar el Reino Nazarí, pero en la provincia de Almeria este proyecto ha encontrado una fuerte oposición de algunos sectores de la sociedad que nada tienen que ver con el pasado nazarí y se consideran miembros integrantes de la Cultura de Los Millares, a la que consideran raíz de la nación española.

El problema y las reivindicaciones han traspasado fronteras, en Flandes debaten si separarse de Bélgica para volver a formar parte del Imperio Español y en Nápoles y Sicilia hay convocado un referéndum el mes que viene para votar la secesión del resto de Italia y solicitar la unión con la Corona de Aragón. Precisamente en Aragón, el senado de Huesca, rememorando a Sertorio quiere dejar de formar parte de la Comunidad Autónoma para estrechar los vínculos políticos con Roma, y Albarracín quiere volver a ser una taifa autónoma. Lo mismo pide Badajoz. Y ya que estamos en Extremadura, el pleno municipal de Mérida ha decidido recuperar su nombre de Emérita Augusta y ya iniciado trámites para convertirse en la nueva capital de Portugal.

En la zona costera de Huelva miles de manifestantes piden la autodeterminación de Tartessos, al tiempo que Córdoba exige volver a ser capital de la Bética (y desde San Telmo avisan a los cordobeses que si no dan marcha atrás, la Junta de Andalucía se verá obligada a aplicar el artículo pertinente del Estatuto de Autonomía). Los municipios serranos de Aracena, Fregenal de la Sierra y Jerez de los Caballeros han cerrado los acuerdos para proclamar un estado neotemplario adherido a la Corona Española y sometido únicamente a la Regla de la Orden. Siguiendo el ejemplo de los templarios, el Campo de Calatrava pide la independencia del resto de la Mancha. Más al norte las localidades de Hervás y Ciudad Rodrigo, después de varios años de recuperación de sus comunidades hebraicas, han conseguido el apoyo de Israel para crear un nuevo estado judío.

En las Islas Canarias han encontrado al último superviviente de la raza guanche y lo han coronado como Guanarteme de las Siete Islas, declarando, de facto, la independencia de España. Aprovechando todo este desconcierto, tropas gibraltareñas ha ocupado la Línea de la Concepción y sus habitantes los han recibido como libertadores. El próximo objetivo será Algeciras. También el el sur el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera solicita que las playas de Chipiona y del Puerto de Santa María sean consideradas jerezanas a todos los efectos. (Los sevillanos quieren hacer lo mismo con Huelva pero el renacido estado tartésico no está por la labor).

Oviedo solicita a León que le devuelva la capitalidad del reino, mientras que los leoneses exigen la vuelta al orden del Condado Portucalense (germen del Reino de Portugal) y de lo que ellos aún llaman Condado de Castilla y en La Rioja solicitan el reconocimiento del Reino de Nájera como entidad independiente y diferenciada del Reino de Pamplona. En Navarra se vota la vuelta de la Monarquía, se declara a Fernando II el Católico persona non grata y en la misma nota anuncian sus pretensiones sobre el País Vasco y La Rioja, pero cuentan con la oposición declarada de los Carlistas, fieles como nadie a la patria española.

El pueblo de Besalú sale a la calle para rechazar el dominio que Barcelona lleva ejerciendo en este antiguo condado desde el siglo XII y en Urgel llevan varias décadas solicitando que se ponga fin al colonialismo que la Corona de Aragón lleva ejerciendo desde el siglo XV. Sin abandonar Cataluña, el gobierno francés está preparando un proyecto para recuperar los territorios que formaban la Marca Hispánica (incluida Cataluña) y que formaban parte indisoluble del Imperio Carolingio.

En Ávila rechazan romanidad y castellanidad, y exaltan el sentimiento vetón. Los descendientes de Juan y María Pacheco reclaman a la Corona Española la devolución del Marquesado de Villena, Braga (antigua Braccara Augusta) solicita abandonar Portugal y formar un nuevo estado junto a Lugo y Astorga. En la Sierra de Atapuerca también hay indicios de independentismo, sus moradores dicen ser los auténticos españoles. En definitiva si buceamos en la historia podemos justificar cualquier reivindicación por muy peregrina que sea. Estos días bajan turbias las aguas, asistimos a un todos contra todos, al yo tengo más derecho que tú y la democracia está de mi lado. Pero nadie tiene razón. Bueno tal vez a orillas del Atlántico tengan la respuesta.

Sentados al sol en la playa de la Caleta, acompañados de una cerveza bien fría y un papelón de chocos fritos, los gaditanos sienten como nadie su historia. Saben que durante un tiempo Cádiz fue la única España existente, pues Napoleón nunca pudo cruzar las Puertas de Tierra, y el gobierno de la nación residía en la Tacita de Plata. En Cádiz se luchó contra el absolutismo, en Cádiz se redactó la primera constitución de nuestra historia (común pese a quien pese), pero en Cádiz nadie se cree mejor que nadie, y en Cádiz, mientras usted lee esto, habrá decenas de coplistas preparando sus letras, para cuando llegue febrero, cantar la historia de una ciudad, de un país y de una gente que quiere ser feliz.



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