lunes, 30 de octubre de 2017

HOTEL DIEU DE BEAUNE.



Desde el centro del patio podemos maravillarnos con las preciosas cubiertas de madera, este Hotel Dieu fue fundado como hospital para atender a heridos y enfermos durante la interminable Guerra de los Cien Años.


Las tejas esmaltadas que lucen los tejados del patio se han convertido, por derecho propio, en auténtico símbolo de Borgoña. El fundador destinó toda su fortuna a construir una obra que lo sobreviviera, y pudiera sorprender a las generaciones futura. Su función era mucho más prosaica, atender a los más necesitados. Un hospital para el reposo y la curación de enfermos pobres.


Nicolás Rolin, su fundador, era el canciller de Felipe el Bueno, el duque de Borgoña. Tras la muerte de Nicolás, su viuda Guigone de Salins, continuó su labor al frente del hospital. 


El acta de fundación fecha su apertura el 4 de agosto de 1443. Una congregación de monjas se ocupaba el cuidado de los enfermos.


En el siglo XVIII los revolucionarios se hicieron con el hospital, eliminaron los elementos religiosos e incluso profanaron la tumba del fundador.


Había unas treinta camas a disposición de pobres, peregrinos y necesitados varios.


Desde el siglo XV el hospital está dotado de unos viñedos, cuyos beneficios se utilizan para sufragar los gastos.


Por estos pasillos debían pasear los enfermos convalecientes, tratando poco a poco de recuperar fuerzas y energía para continuar con sus vidas.


Un cercano huerto y una pequeña granja con gallinas, ovejas y algunas vacas suministraban alimentos suficientes para todo el hospital.


Todas las mañanas las monjas repartían a la puerta de los hospicios pan blanco que elaboraban con dedicación en estas cocinas.


Como el boticario solía vivir lejos (al igual que el médico) las propias hermanas aprendían a preparar los medicamentos.




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