Entre
la variopinta maquinaria de asedio china medieval el lanzapiedras de
torbellino era una de las más utilizadas. Las piezas de contrapeso
basaban su funcionamiento en un sistema de balancín con una
estructura vertical y una viga pivotante horizontal. En uno de los
extremos se sitúa una honda y en el otro una serie de cuerdas desde
la que se ejerce la fuerza necesaria para lanzarla.
Los
ingenieros chinos construyeron lanzapiedras de varios tamaños. Los
más pequeños podían ser manejados por un sólo hombre, aunque los
tipos más movidos eran movidos por cuadrillas de entre veinte y cien
artilleros.
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