viernes, 18 de agosto de 2017

AL CABALLERO LANZAROTE




Nunca fuera caballero
de damas tan bien servido
como fuera Lanzarote
cuando de Bretaña vino,
que dueñas cuidaban de él,
doncellas, de su rocino.
Esa dueña Quintañona,
ésa le escanciaba el vino.
La linda reina Ginebra
se lo acostaba consigo,
y, estando al mejor sabor,
que sueño no había dormido,
la reina toda turbada
un pleito ha conmovido:
-Lanzarote, Lanzarote,
si antes hubieras venido
no hablara el orgulloso
las palabras que había dicho:
que a pesar de vos, señor,
se acostaría conmigo.
Ya se arma Lanzarote,
de gran pesar conmovido;
despídese de su amiga,
pregunta por su camino.
Topó con el orgulloso
debajo de un vede pino;
combátanse de las lanzas,
a las hachas han venido;
ya desmaya el orgulloso,
ya cae en tierra tendido;
le cortara la cabeza
sin hacer ningún partido.
Vuélvese para su amiga,
donde fue bien recibido.
                                                       Romancero 

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