viernes, 16 de junio de 2017

LA ALQUIMIA DE LOS PLANETAS.



“Lo que sucede en el cielo tiene su reflejo en la Tierra”, creencia ancestral e interpretación global de las leyes del Universo. De la misma manera, el humano mortal, puede buscar el momento en que los astros son propicios para llevar a cabo sus planes.


Más místico y religioso que científico (en la acepción actual del término) el alquimista escudriña los cielos e identifica los astros con la materia prima de su obra; Venus es cobre y Mercurio azogue (mercurio), mientras que Marte es el hierro, Júpiter es estaño y Saturno plomo; la Luna es la plata y el Sol es el oro.


Los alquimistas, precursores de la química con alma de astrólogos, también consideraban la posición y el orden de los planetas en el firmamento; Saturno es el más alto, y le suceden Júpiter, Marte, Venus, Mercurio y la Luna. Consideran que las virtudes de los planetas no suben, sino que bajan, de tal manera que Marte se puede convertir en Venus, pero no al revés, Júpiter puede transmutarse en Mercurio por que está más alto, pero Mercurio no podría llegar a ser Júpiter. El Sol tiene capacidad para mezclarse con todos y es el que otorga vida a los planetas.



Los planetas del Sistema Solar intervienen en la formación de la materia mineral en la corteza terrestre, de tal manera que, por ejemplo, la plata “crece” bajo la influencia de la Luna, el cobre por la acción del Venus y el hierro por la de Marte, el planeta rojo.Y el oro el más puro de los metales preciosos, como es natural, crece bajo la influencia del astro rey.  

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