viernes, 14 de abril de 2017

CALLINICUS.


Con la fórmula bajo el brazo, quizás dentro de una carpeta hermética, huyó de su Egipto natal, ¿o era Siria? y llegó a Constantinopla. Sus conocimientos pronto llamaron la atención del emperador Constantino IV. Callinicus preparó “el fuego griego” con el que los bizantinos rechazaron a la molesta flota árabe. La alquimia teórica, transformada en química práctica, y puesta al servicio del estado, es decir, la guerra.  

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