"Fue una grandísima suerte para Simone Martini vivir en la época de Francesco Petrarca y llegar a encontrar en la corte de Aviñón a este enamorado poeta, deseoso de tener la imagen de Laura de Noves de la mano del maestro Simone, pues por haberla recibido bella como él la había deseado, perpetuó su memoria en dos sonetos [...]. Estos sonetos y el haber hecho mención de él en una de sus cartas familiares han dado más fama a la pobre vida del maestro Simone que la que le han dado y le darán todas sus obras juntas; pues estas han de venir a menos, mientras que los escritos de un hombre de tanta importancia vivirán eternamente [...] En Siena, la Señoría le encargó pintar al fresco a una sala de su palacio una Virgen María con muchos santos alrededor y la realizó con toda perfección, recibiendo muchas alabanzas y provecho".
Giorgio Vasari:
Vida de los más excelentes pintores,
escultores y arquitectos.
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