domingo, 15 de enero de 2017

VILLA DE ESCALONA.



Un castillo sobre un puente, y sobre el puente una escalera. Sobre el río Alberche, un modesto afluente del inconmensurable río Tajo, en la provincia de Toledo, la villa de Escalona lleva siglos observando el acontecer histórico de estas tierras. Los historiadores (los que verdaderamente entienden de todo esto) echan la vista atrás y no consiguen vislumbrar los verdaderos orígenes de la población. Los más atrevidos suponen que fue fundada por un grupo de judíos errantes que huían del rey babilonio Nabucodonosor II.


En los alrededores se han hallado restos romanos y visigodos, e incluso se relaciona la actual Escalona con una desaparecida ciudad andalusí islámica. Lo cierto es, que la partida de nacimiento se firmó en el año 1083, cuando fue tomada militarmente por el rey Alfonso VI de León y Castilla, poco antes de lanzarse conquistar la imperial Toledo.


En 1086 este mismo rey convierte el castillo de Escalona en fortaleza defensiva, procediendo además a levantar un recinto amurallado. Diego y Domingo Álvares, que recibieron la carta de repoblación de Escalona, son los responsables de este obra arquitectónica.


La villa de Escalona se sitúa en un enclave estratégico, ideal para defender la importante ciudad de Toledo frente a los musulmanes de Al Andalus. Esa posición fronteriza motivó que la gente del lugar soportase las duras condiciones de vida impuestas por el contexto bélico. Para consolidar la posición, el monarca Alfonso VI concedió fuero a la población, de tal forma que Escalona se constituye como villa, con consejo propio, además de alfoz, que le suministra recursos económicos, haciendo posible el mantener una sólida estructura militar.


Más tarde, cuando la frontera con el Islam se había desplazado hacia el sur, el rey sabio, Alfonso X, concede Escalona a su hermano Manuel de Castilla, y de esta forma, la villa de realengo se convierte en villa señorial. Aquí nació el hijo de Manuel, el infante don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor. A partir de este momento el nombre de Escalona quedaba unido irremediablemente a la literatura en lengua castellana. En el siglo XVI, además, se convirtió en escenario de un episodio de el Lazarillo de Tormes.


A lo largo del siglo XV la villa de Escalona quedó asociada a los grandes nobles castellanos, como el condestable Álvaro de Luna que construyó un magnífico palacio en el interior del castillo, o el poderoso Juan Pacheco, convertido, por obra de Enrique IV de Castilla, en I Duque de Escalona. Debido a esta relación con los grandeshombres de Castilla, Escalona vivió muy de cerca los conflictos, que a lo largo del siglo XV, enfrentaron a nobleza y monarquía.


La plaza de Escalona, situada en el centro del recinto amurallado, responde al tipo de las genuinamente castellanas. Una plaza de las de antes, con tierra y chiquillos jugando al fútbol.


Devoción popular medieval, el Cristo de la Ventana.


Nunca nos cansamos de andar de plaza en plaza.




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