La orden de San Juan de
Jerusalén se instaló en Zaragoza entre los siglos XII y XIII. Para
celebrar sus oficios, y como símbolo de su presencia en la ciudad,
acometieron la construcción de un iglesia consagrada a San Juan. En
el siglo XVI la iglesia sufrió un terrible incendio que la dejó
prácticamente en ruinas. En el siglo XVIII se derribó completamente
y se levantó, en estilo barroco, la iglesia que podemos contemplar
actualmente. Su nombre hace referencia a que en este lugar se
repartían panecillos entre la gente más pobre y necesitada.
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