sábado, 26 de noviembre de 2016

JULIO II



Giuliano della Rovere, o lo que es lo mismo Julio II, fue el prototipo de pontífice del Renacimiento, lo mismo disfrutaba de participar en una cacería, de contemplar una bella obra de arte o acudir montado a caballo al campo de batalla. Siempre optó por ser martillo en lugar de yunque. Para mucho – Jacob Burckhardt entre ellos – el auténtico salvador del papado.

Guerrero, mecenas, aficionado a las artes, amigo (y protector) de Miguel Ángel y Rafael, inició la construcción de la basílica de San Pedro, e incluso hizo incursiones en la arqueología. Gracias a sus iniciativas se pudieron rescatar, entre otras obras clásicas, el Laocoonte.


Para sufragar los gastos de la magna obra Vaticana puso a la venta las famosas indulgencias que fueron atacadas justamente y con dureza por Martín Lutero.  

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