Al norte del Círculo
Polar Ártico, la tierra donde la noche dura seis meses y el verano
unas pocas semanas, se extiende el inhóspito Polo Norte, donde la
vida se torna tan milagrosa como imposible. En las latitudes más
meridionales de la región polar, aquellas tierras más cercanas a la
zona templada, tiene su dominio la tundra. La palabra tundra procede del ruso y significa "pantano helado".
La tundra es una
formación vegetal pobre, sometida a durísimas condiciones
medioambientales, compuesta mayoritariamente por musgos y líquenes,
y algunos arbustos de exigua talla que intentan sobresalir de la
monotonía general del paisaje. Debida a la prolongada duración del
invierno no es posible la existencia de árboles.
La tundra se desarrolla
durante el verano a partir de los suelos menos rocosos y en ella
moran zorros, lobos, lemmings, algún alce y sobretodo renos,
auténticos reyes coronados del lugar.
Rocas sobre un suelo
impenetrable, duro y helado, azotado por los gélidos vientos del
océano, la tundra es la eterna inmensidad de la nada. En los confines
de la vida humana la Naturaleza es señora suprema y absoluta, su
reinado no admite intromisión alguna; este es el lugar donde se
forjan las leyendas.
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