Los cerdos salvajes
campaban a sus anchas en los profundos bosques de la protohistoria
ibérica. Los celtíberos además de disfrutar de su exquisito sabor,
admiraban su tenacidad, y por ambos motivos se convirtió en una
imagen recurrente en sus manifestaciones artísticas, como esta
fíbula de bronce (expuesta en el Museo de La Rioja) fechada en la
época de La Tene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario