Arnaldo de Barbazán de
noble estirpe y nacido más allá de los Pirineos fue obispo de
Pamplona durante más de tres décadas y uno de los personajes más
reputados en la larga historia de la capital navarra. Bajo su
episcopado se produjo la entronización de la dinastía francesa de
Evreux, concluyó las obras del claustro de la catedral, así como de
su propia capilla funeraria, la Capilla Barbazana y ordenó la
redacción de un catecismo que en la actualidad está considerado una
auténtica joya en su género.
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