jueves, 22 de septiembre de 2016

REINO DE POLONIA IX: CORONACIÓN.



Al igual que su padre, el Duque Miezko, Boleslao I el Valiente mantuvo relaciones cordiales (en la medida de lo posible) con los emperadores otonianos, que en el fondo no les parecía nada bien la creciente concentración de poder en el este. En este tiempo (principios del siglo XI) se va a producir la conquista de Cracovia y el sometimiento de las tribus eslavas de la región del Vístula, anexionando Lusacia, Moravia, el país de los checos y Eslovaquia. Con estas dos certeras acciones consigue Polonia la hegemonía plena sobre los eslavos occidentales.

El siguiente paso se produce en el año 1000 con la fundación del arzobispado de Gniezno, que estaba integrado por tres provincias eclesiásticas; Wroclaw, Cracovia y Kolberg. Para darle más caché, prestigio y renombre a la nueva sede metropolitana, Boleslao consigue comprar las reliquias de Adalberto de Praga para depositarlas allí.

Poco a poco comienza a preocuparse más por sus propios asuntos, y abandona la concepción imperialista de los Otones y orienta su política a salvaguardar los intereses polcaso y la integridad territorial frente a bohemios y alemanes. De esta forma Boleslao fortalece su autoridad, mantiene intacta su independencia y en 1025, precisamente aprovechando la extinción de la dinastía otónida, consigue coronarse rey de Polonia, con el necesario conocimiento del Papa. Con Boleslao vivió Polonia su primera etapa de auténtico esplendor, pero a su muerte, toda su obra quedó en el aire. Continuará....


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