martes, 30 de agosto de 2016

CIÉNAGAS



El bosque húmedo infestado de mosquitos se hace pesado a los pies y a los pulmones. Atravesamos arboledas, pantanos, lodazales y ciénagas, respirar es difícil y la marcha se va ralentizando conforme se hunden nuestras botas en el fango del camino. La lluvia cala los huesos y llevamos varíos días sin ver el Sol. Las pocas provisiones se van pudriendo y las aguas de este lugar son del todo insalubres. Si no encontramos un manantial pronto, toda la expedición perecerá en este bosque. Nuestra carne alimentará esta tierra y los huesos a las leyendas.  

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