domingo, 17 de julio de 2016

SIGUIENDO LOS PASOS DE SKANDERBEG.



Jorge Castriota no quiso ver a su pueblo sometido, ni a sus ancianos postrados ante el Sultán. Renegó de la Media Luna, abrazó la Cruz, se convirtió en infiel y transformó su espada en la de un cruzado. Lo que aprendió con los turcos lo utilizó contra ellos. Príncipe Alejandro le llamaban por su movilidad en el campo de batalla, y enarboló la bandera sangre con el Águila Bicéfala y su pueblo marchó tras ella. Construyó castillos, fortificó plazas, unió a los nobles, hostigó a los turcos, luchó hasta el límite de sus fuerzas y no pudo ser derrotado...salvo cuando la parca dijo, !basta ya Castriota, acude a mi llamada¡.


Algo hervía en su interior, la bilis le subía por la garganta antes de entrar en batalla. Aprovechó el terreno, listo, valiente y diplomático, un ardid le dio el castillo de Krujë que convirtió en el centro de sus dominios.


Tirana, Krujë y Lezhë, cinco siglos después seguimos tras los pasos de Skanderbeg, de desconocido a alma mater. Soy un extraño vagabundo metido en la piel de un historiador, sin historia que narrar, sin tesis que escribir, sin epopeyas que contar, mas me guía la pasión y el instinto, y aunque a veces erro en el camino, confundo las señales y me pierdo en el mundo, no puedo evitar ser lo que soy, no cuento mis historias para nadie, simplemente sueño lo que escribo, y sigo los borrones de tinta que va dejando mi bolígrafo.


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