Promiscuo y enamoradizo,
igual da doncella que mancebo, el todopoderoso Zeus quedó prendado
de la belleza juvenil de Ganímedes. El señor del rayo se transformó
en aguila, secuestró a Ganímedes y lo llevó consigo al Olimpo.
Allí el joven príncipe Troyano acabó convertido en amante de Zeus
y copero de los dioses.
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