lunes, 9 de mayo de 2016

BATALLA DE GRUNWALD.



En 15 de julio de 1410 el recién nacido estado polaco-lituano conjuró de una vez y para siempre una perpetua y turbia amenaza: la Orden Teutónica.

Esta orden de caballeros alemanes en su avance hacia el este terminó topando con un poderoso enemigo. Durante años los polacos tuvieron que aguantar las intromisiones teutónicas, pero la unión dinástica con el Gran Ducado de Lituania iba a desequilibrar la balanza a su favor.


Los polacos la llaman batalla de Grunwald, para los lituanos es la batalla de Zalgiris (bosque verde) mientras que los alemanes se refieren a ella como batalla de Tannenberg, y es que el choque se produjo en los alrededores de estos pueblos. El rey de Polonia, Vladislao II Jagellón y el gran duque de Lituania, Vitautas, reunieron un numero ejército, formado por unos 10.000 infantes y la friolera de 30.000 caballeros para enfrentar a una fuerza ligeramente superior dirigida por el Gran Mastre Ulrich von Jungingen.



La batalla fue larga, dura y sangrienta. La maniobra de falsa retirada del ejército lituano y la entrada en combate de las reservas polacas fueron los momentos decisivos de la batalla. 


Después de la clara derrota, la Orden Teutónica inició un lento declive y los polacos ya no tuvieron que temer al, otrora, peligroso enemigo. Aunque 529 años después de esta batalla fueron los panzers nazi los que arrasaron la llanura polaca quebrando la débil defensa polaca.

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