domingo, 10 de abril de 2016

MARRANITA DE VILLALAZÁN



Expuesta en el Museo Provincial de Zamora, esta pequeña escultura, de medio metro escaso, fue hallada en el pago de El Alba, al construir el canal de San José cerca de Villalazán, al sur del Duero. El lugar en cuestión parece corresponder con algún punto de una antigua vía romana.


La tradición ha otorgado nombres propios a algunos ejemplares de esculturas zoomorfas vettonas, pero resulta extraño que este ejemplar fuese conocida como “marranita”, pues no existen evidencias visuales que hagan suponer que se trata de una hembra.


No obstante estamos ante una escultura ciertamente peculiar, pues está tallada en arenisca, y no en granito, que es el material más habitual usado por los vettones para esculpir sus verracos. Aunque le faltan las patas, los expertos parecen de acuerdo en catalogarlo como un verraco o jabalí.


Si lo comparamos (en tamaño) con los afamados Toros de Guisando, el de Villalazán no pasa de ser un lechón o cochinillo. Eso sí, esculpido con una delicadeza y profusión de detalles, ausente en la mayoría de las escultoras vettonas. ¿Pudo el mismo artesano, formado bajo los mismos patrones culturales, alumbrar ambas esculturas?.




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