Caraduras, pícaras e
impostoras han existido toda la vida. Las más de las veces son
descubiertas y pocas son las que acaban bien. Como Leonardo di Caprio
en “Atrápame si puedes” nuestra protagonista se dedicó a la
suplantación durante el Medievo francés. Jeanne des Armoises fue
una aventurera francesa que aprovechando cierto parecido con Juana de
Arco se hizo pasar por la Santa Guerrera a partir de 1436, sin
importar que la Doncella de Orleans muriese quemada en la hoguera
cinco años atrás. En cierta ocasión se presentó en Metz y fue
capaz de convencer a la población para que le proporcionasen dinero
para un caballo y así continuar la guerra contra los ingleses. En
1439 protagonizó una entrada triunfal en Orleans y el propio rey
Carlos VII aceptó recibirla. Descubierta y perdonada, no tardó en
volver a meterse en otro lío y ser condenada al destierro, momento
en que se pierde su pista para siempre. Que se sepa claro, igual
engañó a otro incauto y pudo seguir unos cuantos años más
viviendo del cuento.
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