Como un delicioso cuento
ilustrado con bellas imágenes, hincado en un pequeño y rocoso
islote, el Castelo do Almourol, protege y defiende del río Tajo,
desde la época en que era custodiado por caballeros templarios.
La fortaleza, al
parecer, fue construida por los templarios de Portugal en 1171, y
una de sus funciones era proteger Coimbra, que en esos momentos
ejercía como capital del reino.
Con la disolución de la
Orden, pasó a manos de la Orden de Cristo, fundada por el rey Don
Dinis para recoger todos los bienes del temple en el país luso.
Invulnerable a la
maquinaria de asedio, en el tercer milenio, son los turistas, armados
con ipods, tablets y cámaras digitales, lo toman, sin piedad, al
asalto.
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