martes, 19 de abril de 2016

CARBONÍFERO, BOSQUES GIGANTESCOS Y REPTILES PRIMITIVOS.



El Carbonífero, que se extiende aproximadamente entre 359 y 290 m.a., es el quinto periodo de la Era Paleozoica, encajado entre el Devónico y el Pérmico.


De manera opuesta a lo que sucede en la actualidad, las masas continentales se concentran en el Hemisferio Sur. Gondwana, que comprende un gran conjunto de tierras emergidas, futuras Sudamérica, África, India, Australia y Antártida, se situaba por debajo de la línea del ecuador, basculando alrededor del Polo Sur. Al norte de los trópicos tan solo encontramos el protocontinente de Siberia. Geológicamente fue una etapa de gran actividad orogénica, pues las masas que formarían el supercontinente Pangea II se fueron aproximando, al tiempo que una serie de movimientos tectónicos originaban los Apalaches y los Urales (en el continente Euroamérica).

Dos grandes océanos, Panthalassa y Paleo-Tehtys, junto con otros de menores dimensiones, rodeaban las masas continentales completamente. Si en el final del Devónico asistimos a un descenso del nivel de los océanos, durante el Carbonífero se invierte esa tendencia. Bajo la superficie de estos mares la vida continua abriéndose camino. Los invertebrados siguen siendo los gurpos más numerosos, con los foraminíferos (pequeños organismos unicelulares con concha) a la cabeza. También corales, briozoos, braquiópodos, ammonites y equinodermos. Entre los moluscos abundan bivalvos, gasterópodos y cefalópodos. Por contra, los trilobites se encuentran en retroceso, y ya no son los únicos dominadores de las masas de agua salada.


Dientes, espinas y escudos óseos fosilizados, demuestran la abundancia y diversificación de los peces. Los cestraciontes, una especie de tiburón, se convirtieron en el grupo hegemónico entre todas las criaturas marinas.

Tenemos una primera parte del Carbonífero bastante cálida, con climas uniformes tropicales y subtropicales, aunque paulatinamente la temperatura del planeta fue descendiendo. En la etapa final se produjo la glaciación Karoo, que continuó durante el Pérmico. Este clima húmedo y relativamente cálido fue muy adecuado para el desarrollo de una exhuberante vegetación y extensos bosques en zonas cenagosas.


Precisamente esos bosques son lo más característico del período. Los gigantescos vegetales están en el origen de los grandes yacimientos de carbón, y por ese motivo a este periodo se le llama carbonífero. En el Carbonífero las plantas habían colonizado toda la superficie de las tierras emergidas, se concentran principalmente en áreas pantanosas, y experimentan una espectacular diversificación y aumento de tamaño. Enormes regiones cubiertas de helechos (que aparecen en este periodo), selvas pantanosas, árboles de escamas que superan los treinta metros de altura, juncos, gimnospermas (con complejas estructuras reproductoras y especializadas como el polen y las semillas) y las primeras coníferas verdaderas. Se piensa que nunca antes ni después han coexistido en la tierra plantas de tal variedad de formas y tamaño.


A la sombra de estos bosques se desarrollan multitud de especies de insectos, como las libélulas, encuentran su nicho ecológico arácnidos, miriápodos y batracios, y hacen su aparición, por evolución de los anfibios, los primeros reptiles, llamados a dominar el planeta durante le Mesozoico. Uno de los grandes logros evolutivos del momento fue la aparición del huevo amniótico, que permitió a los animales la vida completamente independiente del agua.



Hylonomus es el reptil auténtico más antiguo conocido.


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