lunes, 28 de marzo de 2016

MONTEMAYOR DEL RÍO.



En el profundo valle del Alagón, rodeado de centenarios castaños, Montemayor del Río conserva el encanto de una auténtica villa medieval rodeada de bosques y en contacto directo con la vivificadora naturaleza. Una visita a Montemayor de abajo hacia arriba, desde el lecho del río al castillo.


Un río de poético nombre “Cuerpo de Hombre, afluente del Alagón, serpentea por un valle encajado en la Sierra de Béjar. El río, junto a la mota, el castillo y la muralla definen el emplazamiento de una villa medieval.


Las aguas del río “Cuerpo de Hombre” han dado de beber a las gentes de Montemayor, a los ricos y a los pobres, a los cristianos y a los judíos, han regado los campos y movido enormes ruedas de molino, y han dado lugar a entrañables leyendas, como aquella que relata la existencia de una joven sirena empeñada en enamorar con su melodiosa voz al hijo de los marqueses de Silva.


De orilla a orilla, posibilitando además el acceso a la villa, el puente de piedra del siglo XIII extiende sus pilares y un enorme arco que intenta ser ojival. Los rebaños y pastores trashumantes que recorrían la Cañada Vizana vadeaban el río por aquí, en primavera hacia el norte y en otoño hacia tierras extremeñas.


Ermita de San Antonio a orillas del río.


Al parecer los vettones habitaron estas ancestrales tierras de ganaderos. Más tarde visigodos y bereberes se asentaron en stas comarcas serranas, aunque pocas referencias tengamos de ellos. Durante el reinado de Alfonso VI de León, Montemayor pasó a dominio cristiano, y poco a poco se fue configurando la Tierra de Montemayor.


La villa de Montemayor fue desde la Edad Media el centro neurálgico de una demarcación territorial que abarcaba doce núcleos de población, extendiéndose por tierras extremeñas como Baños de Montemayor. El rey Alfonso IX de León creó el Concejo de la Villa en 1227 con el objetivo de reforzar demográficamente esta zona.


En el siglo XIII el rey de Castilla, Alfonso X, entrega la villa a su hijo, el infante don Pedro. Es la primera vez que Montamayor deja de ser un dominio de realengo. Posteriormente el Señorío volvería varias veces a manos de la corona, que lo utilizó como premio para pagar lealtades y favores.


Fuera del recinto amurallado estaba situada la aljama o barrio judío, donde se concentraba la población hebraica, con su rabino al frente y organizada alrededor de la sinagoga. Esta comunidad judía dependía directamente del rey.


El visitante que pasea por estas callejuelas olvida rápidamente las prisas que le han traído hasta aquí.


La desaparecida muralla fue construida para proteger a la población que se arremolinaba alrededor de la fortaleza y que se dedicaba fundamentalmente a prestar apoyo y servicio al castillo. Pero pronto, la población comenzó a crecer y las viviendas sobrepasaron los límites de la muralla, desparramándose por la ladera de la mota. La muralla, además de proteger, servía para separar dos ámbitos: de un lado los poderes civil, militar y religioso, y del otro la gente más humilde.


Cuadrillas de albañiles ambulantes trabajaron con denuedo para levantarse los toscos cubos de la muralla. En una de las hiladas del cubo aparecen las misteriosas firmas y marcas de cantero. El material empleado fue el granito.


El linaje de los Tostado (junto con los Flores) es una de las familias históricas, y más ilustresde Montemayor. Un hecho valeroso marca del origen del linaje. Sucedió en el año 1433 en Guadix, en el contexto de las guerras de Granada. Antes de entrar en batalla el escudero Pedro González de Tórtoles, conocido como “Tostao” pidió a Fernando Álvarez de Toledo, Capitán General de Frontera, ser nombrado caballero “por sí moría, porque quería hacer mucho daño a los moros y para que quedara honra a sus hijos....”. El escudo de los Tostado consta de tres bandas y seis estrellas.


La fuente del rollo, símbolo que representaba la autoridad del marqués, preside la Plaza Mayor.


Una muestra de la sabiduría popular. 



La iglesia parroquial, que presenta una estructura constructiva del siglo XIII, modificada a lo largo del tiempo, es centro espiritual de la villa y representación del poder; el clero, junto al rey, la nobleza y el concejo son las fuerzas vivas de la sociedad medieval.


Símbolo y bastión, en la parte más alta de la villa, cerca del cielo, el castillo de San Vicente se yergue como vigilante de la frontera u protector de cañadas y caminos. Con el tiempo se convirtió en el palacio residencia de los Marqueses de Montemayor.


Por definición, un castillo es un símbolo inequívoco del poder. El castillo de Montemayor es el corazón fundacional de la villa, emplazado en una situación estratégica. Su ubicación obedece a razones geopolíticas, Montemayor nace como baluarte defensivo y su castillo es construido para proteger la frontera del Reino de León, de la cercana Béjar, bastión del Reino de Castilla. Además sirvió para consolidar el límite sur con el mundo islámico y para controlar la cañada Vizana.


Aunque fue levantado entre los siglos XIII y XIV, por deseo del infante Pedro, probablemente sobre los restos de una fortificación anterior, su aspecto actual es del siglo XV. Dispone de planta rectangular y murallas protegidas por altas torres. Este castillo, mientras mantuvo su valor estratégico fue controlado por la corona, bien directamente, bien a través de familiares del monarca. Cuando desaparece la rivalidad territorial entre León y Castilla, la villa y el castillo se convirtieron en señorío.


El castillo aparece perfectamente mimetizado con el entorno, de tal forma que parece formar parte del paisaje. Las altas torres del castillo se convierten en un envidiable observatorio de estrellas y del inabarcable cielo nocturno. Y como todas las fortalezas medievales las leyendas hablan de pasadizos secretos que comunican las mazmorras del castillo con el río Cuerpo de Hombre. Su entorno y la propia belleza del edificio, el asombro que causa en los visitantes y el sosiego espiritual que embarga al pisar las piedras, le han hecho merecedor del apelativo Castillo del Paraíso.


Antaño los frondosos bosques que lo rodeaban estaban habitadas por osos, reyes de las bestias, y pieza de caza más apreciada y venerada. Tal era la calidad de estos parajes para el disfrute de la actividad cinegética, que aparecen recogidas en el Libro de Montería de Alfonso X.


El caserío, que rodea la plaza y se sitúa también a media ladera, presenta la tipología típica de la arquitectura tradicional serrana, basada en la madera y la mampostería.


Para las gentes de Montemayor y su entorno, el castaño es su generoso árbol talismán; ofrece alimento en forma de fruto carnoso, madera y materia prima para la cestería.


La Vía de la Plata, además de ruta para los ganados, se convirtió también en el Camino de Santiago del Sur. Pastores, zagales y rebaños, caminantes y peregrinos transitaban por estos lares, con la tumba del apostol en el horizonte vital.


Entre la sierra de Francia y la de Béjar, sobre la cima de un cerro, rodeado de un profundo valle, se alza como impertérrito vigía y orgulloso señor de las cumbres el Castillo del Paraíso.




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