Desde
una de las cumbres de la sugerente Sierra de Aracena, un pequeño,
pero bien conservado castillo, domina el entorno, y proyecta su
visión en varias millas a la redonda: un ondulado manto verde de
profuso bosque mediterráneo.
Carecemos
de datos fidedignos que permitan establecer con exactitud su origen,
los investigadores del tema (personas más doctas que el que escribe)
piensan que su fundación aconteció en época andalusí. Tradicionalmente
se vincula el origen de la fortaleza a Sancho IV de Castilla, que en
1293 autorizó al Concejo de Sevilla a construir una serie de
castillos para defender su frontera occidental con el Reino de
Portugal. No obstante, en el documento real solo se menciona Cumbres
Mayores y Santa Olalla, y no se nombre Cotegana. La hipótesis que
plantea la Asociación de Amigos del Castillo es que la fortaleza en
cuestión ya existía con anterioridad al Permiso Real.
Otra
tradición, basada en una ensoñanción (hasta cierto punto
enfermiza) de vincular al Temple con cualquier fortificación,
atribuye a un tal Pedro Domingo, caballero templario originario de
Salamanca, la construcción de un fortín o atalaya defensiva en la
localidad serrana onubense. Emilio Carrillo en su libro “La Orden
del Temple, un nuevo descubrimiento” (2009), defiende esta
hipótesis de una génesis templaria para la fortaleza de Cotegana.
Como único testimonio documental que sirva para avalar esta teoría,
es la existencia de una leyenda oral, recogida por varios autores del
siglo XVII, según la cual, la mítica fundacion fue obra de un
caballero llamado Pedro Domingo, que llegó a estas tierras tras caer
en desgracia en la corte del rey. ¿Qué rey, me pregunto yo?.
Las
reformas más importantes se realizaron durante el reinado de los
Reyes Católicos, cuando el antiguo alcázar fue completamente
remozado. La torre del homenaje se levantó entre 1478 y 1482, y más
tarde, entre 1512 y 1516 se reforzaron las murallas. A esta reforma
corresponde el sector residencial protegido por cuatro torres. El
aspecto actual es fruto de una profunda remodelación iniciada en
1975 gracias a la acción de la Asociación de Amigos del Castillo.
Ondulado horizonte.
El
primer sector del castillo es la cerca, un muro de mampostería que
se adapta a las curvas del nivel del terreno, reforzada cada varios
metros por diversas torres. En el centro de la cerca se enclava el
alcázar, edificio de planta que tiende a ser rectangular, cuyos
vértices están ocupados por macizas torres.El patio de armas,
situado en el sector suroeste del alcázar, es el espacio abierto más
amplio del edificio. El adarve comunica las diferentes dependencias
del castillo. En el subsuelo del patio de armas se abre el aljibe con
capacidad para 40.000 litros de agua, suficiente para suministrar al
castillo. El sector este del alcázar lo ocupa la zona residencial,
demasiado ambicioso denominarlo palacio. Organizado en dos plantas;
la inferior para las caballerizas y cuarteles de tropas, y la
superior, para residencia del alcaide.
Los
castillos son edificios representativos de una época de atomización
política y socioeconómica, de un sálvese quien pueda, donde cada
día podía ser el último.
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