viernes, 5 de febrero de 2016

ABUL-ABBAS, EL ELEFANTE DE CARLOMAGNO.



En el 802, dos años después de su coronación como emperador, llegaba a la corte de Carlomagno en Aquisgrán, un exótico presente del señor de Bagdad, Harún Al Rashid, el famoso califa de las “Mil y una Noche”, un elefante asiático excepcional, por cuanto que se trataba de un ejemplar albino, que hacia gala de un nombre cargado de simbolismo; Abul Abbas (el mismo que el fundador del Califato Abbasí).


El viaje de Abul Abbas desde Oriente a la capital del Imperio Carolingio se prolongó varios meses y tuvo que ser una epopeya digna de una novela de aventuras o de un buen guión cinematográfico. El elefante y su mahout (cuidador y guía), un judío llamado Isaac, cruzaron el Norte de África hasta Kairuán donde tomaron una nave para cruzar el Mediterráneo. Desembarcaron en octubre del 801 en Portovénere (Italia), y como las primeras nieves habían empezado a caer, invernaron en Vercelli. Al despuntar la primavera, reanudaron la marcha, y después de atravesar los siempre complicado Alpes, arribaron a la corte de Aquisgrán en pleno verano.


El famoso elefante vivió varios años junto a Carlomagno, y se cuenta que el emperador incluso pensó utilizarlo en una campaña militar contra Dinamarca. Abul Abbas, posiblemente el primer elefante en alcanzar el Norte de Europa (en época histórica) falleció en el 810 (hay quien dice que de una neumonía) cuando contaba con cuarenta años de edad.


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