Esta histórica calle
desemboca junto a la Catedral del Mar, se trata de una de las más
añejas de Barcelona, con uno de los trazados más antiguos. Sus
edificios fueron construidos entre los siglos XII y XIII, época de
gran desarrollo económico. Conectaba la Ribera con los barrios
altos, y como del mar procedía toda la riqueza, pronto se fue
llenando de palacios y casas y de nobles, construidas por los ricos
mercaderes, bien situados para tener controladas sus mercancías.
Se suele datar su
fundación en 1148, en la época de Ramón Berenguer IV, cuando un
grupo de mercaderes, dirigidos por Guillem Ramon de Montcada,
obtuvieron permisos y licencias para construir en esta zona, que solo
era un arenal, como privilegio por su participación en la conquista
de Tortosa. Nobleza catalana siempre apoyando al comerciante.
La casa número 23 es la
más antigua de la calle (siglo XIV) y conserva la torre típica
llamada de miramar, desde donde otear a las naves que llegaban al
puerto. El trazado laberíntico y la proliferación de edificios
(góticos) medievales me han sorprendido gratamente, al estilo de la
perfección de Dubrovnik. Otro paseo más por un burgo medieval.
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