En las monarquías
hispánicas abundan los Alfonso, en la francesa los Luis y los
Carlos, en la húngara los Esteban, y en Valaquia los Vlad. Un nombre
de resonancias legendarias y ecos novelescos por obra de Vlad III el
Empalador (y su biógrafo no autorizado Bram Stoker). Precisamente en
su misma linea sucesoria (más o menos bastarda) encontramos varios
voivodas que gobernaron en Valaquia con el nombre de Vlad.
Vlad Inecatul (Vlad VI),
de la línea draculesti, para gobernar tuvo que desplazar a Moise, el
voivoda anterior, una costumbre muy arraigada en esta parte de
Europa, y derrotarlo en batalla. Una vez eliminado Moise (de la rama
rival, los Danesti), Vlad Inecatul, hijo de otro Vlad – Vlad cel
Tanar (el joven), tan sólo pudo gobernar durante dos años (1530 –
1532) otra costumbre arraigada en la tradición de los Vlad rumanos.
En el caso de Vlad VI no
fue la mano traidora la que puso fin a su vida. Una tarde después de
un banquete, en el que probablemente habría bebido más alcohol de
la cuenta, Vlad salió a dar un paseo a caballo por la orilla del río
Dambovita. No se tiene muy claro lo que pasó, lo que si se sabe es
que perdió pie, cayó al agua y murió ahogado. Su pseudónimo
“Inecatul” hace referencia precisamente a la forma en que murió.
Aunque su reinado no fue
especialmente significativo para la historia de Valaquia, la ciudad
de Tirgoviste, antigua capital, lo recuerda junto a muchos otros
voivodas en un céntrico parque.
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