El desarrollo pleno de
las relaciones feudovasalláticas se va a producir en el Occidente
Cristiano a partir del siglo XI. Los elementos están instalados y
desarrollados en Occidente. Entre los siglos V y X constatamos una
primera fase de estas relaciones feudovasalláticas, en la que se
desarrolla plenamente la Encomendación carolingia.
Los elementos básicos
que van a entablar estas relaciones son los señores y los campesinos
(aún no podemos hablar estrictamente de vasallos). Los más humildes
prestaban juramento de fidelidad a los poderosos, en una ceremonia
teatralizada con la unión de las manos entre ambos, la “Inmixtio
manuum”.
El otro elemento básico,
y hasta cierto punto definitorio, es el “beneficium”, que el
poderoso otorgaba al campesino. Este “beneficium” consiste en el
usufruto de una tierra. En la documentación de la época, el
“beneficium” se va equiparando al “foedum”; el feudo. En
definitiva nos referimos a la más importante fuente de riqueza: la
tierra.
A partir de estas
fórmulas de dependencia la sociedad se encuentra totalmente
imbricada en los aspectos económicos.
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