A unos pocos metros de
profundidad, en la necrópolis etrusca de Tarquinia, se localiza esta
tumba, pequeña comparada con otras del lugar, completamente llena de
pinturas al fresco, con vívidas escenas cotidianas, repletas de
vida, agitación, movimiento, energía y elementos de la Naturaleza.
Un ejemplo más de la vitalidad del pueblo etrusco. El paso del tiempo no le ha restado un ápice de belleza.
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