sábado, 22 de agosto de 2015

CIUDAD DEL VATICANO.



La Basílica más grande del mundo, nos recuerda cuán pequeños somos los humanos, la roca y el mármol que la sustentan, rezuman eternidad, nosotros somos pobres mortales, que acabaremos convertidos en cenizas. La Piazza, presidida por el Obelisco es el lugar donde la gente piadosa se reúne para venerar al Altísimo, la alta cúpula, domina, desde los cielos divinos, a la tierra pecadora, y las enormes columnatas, se asemejan a los bondadosos brazos de Dios, que con toda su magnanimidad abraza a sus hijos, a todos los cristianos que llegan hasta aquí desde cualquier rincón de la tierra, para arrodillarse como siervos, ante un dios de madera . 

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