lunes, 15 de junio de 2015

MAGADALENA DE FRANCIA



Esta hija de Carlos VII de Francia y María de Anjou parecía predestinada a reinar en algún país europeo. ¿o no?.

En el año 1457, el arzobispo de Esztergom, máxima autoridad religiosa en el Reino de Hungría, llegaba a la corte acompañado de un numeroso séquito, para solicitar la mano de Magdalena y casarla con el joven rey húngaro Ladislao V. La felicidad y el optimismo por el enlace estalló en mil pedazos cuando poco después llegó la noticia del temprano fallecimiento del rey Ladislao, que ha pasado a la historia como Ladislao el Póstumo. Primera oportunidad de reina, malograda.

Su familia no desesperó ni cejó en el empeño, y prono encontraron otro príncipe para su hija, Gastón de Foix, Príncipe de Viana y heredero de Navarra. De esta unión matrimonial nacieron dos hijos, Francisco y Catalina. Pero Gastón tampoco llegaría a convertirse en rey de Navarra, pues murió en 1470. Otra posibilidad de reinar que se escapó. Tal vez la última.

La muerte de su suegra, Leonor de Foix, en 1479, le brindó la oportunidad de regir los destinos de Navarra, aunque fuese de forma indirecta. El heredero legítimo era su hijo Francisco I, pero al ser todavía un niño, Magdalena se convierte en regente de Navarra.

Mas las desgracias en forma de muertes prematuras, parecían no tener fin, y su pequeño hijo también falleció siendo muy joven, pasando la corona a su otra hija, Catalina, a la que tuvo que ayudar en los asuntos de gobierno, casándola con Juan de Albrech, ganándose de esta manera una peligrosa enemistad con Castilla.


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