Ocho garras de águila, suavemente pulimentadas y dispuestas, tal vez, para ser engastadas, son la muestra más antigua de joyería, pero con 130.000 años de antigüedad no es obra humana, sino neandertal. La paleoantropóloga Davorka Radovcic, tras estudiar detenidamente la pieza, hallada en Kaprina (Croacia) hace algo más de cien años, ha llegado a la conclusión, que estos huesos, demuestran que los neandertales, coquetos y presumidos ellos, fabricaban joyas, abalorios y adornos, 80.000 años antes de la aparición de los humanos modernos en Europa. La investigadora declara que no tienen muy claro si las garras formaban parte de un collar, pero que de lo que no tiene dudas, es que fue algún tipo de adorno.
Muchos expertos opinan que Neandertal no tenía la capacidad mental simbólica necesaria para confeccionar este tipo de abstracciones, pero, la presencia de estas piezas en Kaprina, parecen indicar que los neandertales las utilizaron con alguna finalidad simbólica y/o ritual. Por otro lado, es generalmente aceptado que el Hombre de Neandertal enterraba a sus muertos y celebraba alguna forma de ritual.
Cada descubrimiento arqueológico nos aproxima un poco más a nuestros parientes más cercanos y los va haciendo más humanos. El tosco neandertal, salvaje y bruto del siglo pasado, se va transformando en un ser inteligente y sensible, y hasta cierto punto entrañable. Pero que no se nos olvide nunca, que en la lucha por la supervivencia, Neandertal perdió la batalla y Sapiens sigue aquí. Aunque no sepamos por cuanto tiempo. No obstante, dentro de unas décadas, empezarán los iluminados a proclamar que los auténticos humanos eran ellos. Al tiempo.
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