El largo reinado de Sancho VI fue difícil, de complicadas y hostiles
relaciones con Castilla, de idas y venidas, de victorias y también
de derrotas. Pero Sancho consiguió el sobrenombre de Sabio por su
buen gobernar, capaz de consolidar su dinastía en el trono y
utilizar por vez primera en la historia el título de Rey de Navarra.
A la muerte de su padre, García Ramírez el Restaurador , se firmó
el Tratado de Tudilén, entre el núcleo catalano-aragonés y el
castellano-leonés, un acuerdo secreto (al estilo del establecido
entre Hitler y Stalin con Polonia de fondo), mediante el cual
conquistaría Navarra y se repartirían sus tierras. Esto dejaba en
una situación de clara desventaja al rey Sancho, que había sido
armado caballero por Alfonso VII el Emperador, que además le entregó
a su hija, Sancha de Castilla, como reina consorte.
La inesperada muerte del rey Sancho III de Castilla, que dejaba a un
heredero, el futuro Alfonso VIII, con tres tiernos añitos, desembocó
en una cruenta guerra civil entre facciones rivales ávidas de poder.
Esta inestabilidad castellana supo aprovecharla Sancho el Sabio, que
antes de romper hostilidades, quizá para aglutinar más apoyos, se
proclamó Rey de Navarra. En una serie de campañas militares
conquistó parte de La Rioja, incluyendo su capital Logroño. Cuentan
que penetró hasta Burgos adueñandose de ganados que pertenecían al
monasterio de Cardeña. El abad salió enarbolando el estandarte del Cid , ante el cual rindió homenaje el navarro, por consideración a
su bisabuelo y sus gloriosas hazañas. Y no sólo repuso el ganado,
sino que antes de retirarse, donó doscientas monedas de oro al
monasterio.
Cuando Alfonso VIII de Castilla cumplió 14 años estaba presto para
tomar justa venganza. Para ello contó con el apoyo del rey Alfonso
II de Aragón y el rey de Inglaterra, Enrique II Plantagenet, con
cuya hija Leonor , había contraido matrimonio. De tal forma que el
rey castellano, con puntual apoyo de tropas de Aragón, lanzó una
serie de campañas contra Navarra.
Agotados, con las fuerzas justas o aburridos de tanto guerrear,
Alfonso VIII y Sancho el Sabio, deciden hacer las paces y establecer
claramente los límites de sus respectivos reinos. Enrique II, suegro
de Alfonso y consuegro de Sancho hizo las veces de mediador. El
castellano y el navarro se comprometieron a devolver las tierras y
plazas conquistadas y regresar a las fronteras de 1158.
Una vez recuperada la tranquilidad y estabilidad, el rey Sancho se
dedicó a fomentar las fundaciones del Císter en tierras navarras,
otorgar cartas de fundación, como Vitoria, y repoblar algunas de las
ciudades más destacadas de su reino, como Pamplona o Estella. Esta
dedicación, su mecenazgo de las artes y las letras, y su buen hacer
como gobernante, le valieron el título de "el Sabio".
Su hija Blanca se casó con Teobaldo III de Champaña, y fue la madre
de Teobaldo I de Navarra, que introdujo una dinastía nueva en el
reino ibérico. Otra de sus hijas, Berenguela, se convirtió en la
esposa de uno de los grandes paladines medievales, convertiro,
gracias a la literatura en un auténtico mito: Ricardo I Corazón de León .
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