martes, 10 de febrero de 2015

LADISLAO I DE HUNGRÍA. SANTO Y CABALLERO.



Ladislao I, apodado el rey caballero por protagonizar numerosas leyendas de valentía y espada, fue además un ferviente defensor del Cristianismo, como si quisiese adelantarse unos años a la creación de las órdenes militares formadas por monjes soldados, como templarios y hospitalarios, se convirtió en San Ladislao I de Hungría, cuyo culto floreció tras su canonización en 1192.


Hijo de Bela I "el Campeón" y de la princesa polaca Riquilda, en 1077 sucedió a su hermano Geza I en el trono magiar. Durante su reinado (1077 - 1095) se consolidó la monarquía y el poder real, el régimen feudal en Hungría y se estabilizó la situación interna del reino. A pesar de los varios intentos de su primo Salomón (rey depuesto) por recuperar el trono.


En su época fueron anexadas Croacia y Dalmacia, con lo que el Reino de Hungría comenzaba una fase de proyección exterior que le llevaría a chocar con los intereses de Venecia y de Bizancio. Su relación con la iglesia siempre fue excelente, fundó el obispado de Zagreb, apoyó al papado en la Querella de las Investiduras y logró que Gregorio VII canonizase al rey Esteban, a su hijo Emerico y al obispo y mártir Gerardo.


A lo largo de su vida fueron surgiendo numerosas leyendas en las que Ladislao rescada a damas en peligro y derrota a terribles enemigos, proyectando para la posteridad la imagen de un rey fuerte físicamente, con alma noble y alma piadosa. Murió cuando estaba preparando para participar en la Primera Cruzada. Aunque algunos historiadores húngaros discrepan en este punto y la imagen de rey caballero fue forjada por cronistas húngaros posteriores con el ánimo de exaltar la figura de San Ladislao. Un auténtico paladín protector de los débiles, custodio de la iglesia y defensor de su país.


Mucho tiempo después de su muerte los húngaros se lanzaban al combate invocando a su rey caballero al grito de !Lazslo, Lazslo¡.


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