miércoles, 18 de febrero de 2015

KRUJË



Un pedazo de la historia de Albania se ha escrito en esta ciudad, vinculada a su fortaleza, de la que poco queda en pie. Krujë está situada en el centro de Albania, a escasos 20 kilómetros de la capital Tirana, a una altitud de 600 metros, en el monte Mali i Krujës, con la llanura del río Ishem abierta a las vertientes meridional y occidental. 


Ancestral morada de los ilirios, fue anexionada por Roma y desarrolló un cierto urbanismo a partir del siglo VI d.C. La primera referencia a su nombre, Kroai, aparece en un documento bizantino del siglo VII. En latín medieval era llamada Croya u Oppidum Croarum. A finales del siglo XII se convirtió en el centro del primer estado albanés de nombre conocido, el Principado de Arbanon, para ser incorporado más tarde al Reino Medieval de Albania fundado por Carlos I de Nápoles. Más tarde fue conquistada por los serbios en 1343 y recuperada por la familia Thopia. En el siglo XV estuvo controlada por los turcos, que la conquistaron en 1415, hasta que mediante un ardid, Skanderbeg logró arrebatársela. 


Desde ese momento Krujë se convirtió en uno de los baluartes que utilizó Skanderbeg para combatir a los otomanos. La fortaleza fue capaz de resistir tres asedios, 1450, 1466 y 1467, hasta caer definitivamente en manos de los sultanes en 1478, una década después de la muerte de Skanderbeg. Algunos de estos acontecimientos son narrados magistralmente por Ismael Kadera en su novela "El Cerco".


La ciudad fue otomana prácticamente hasta la independencia de Albania en 1913, y como recuerdo imborrable del pasado turco, aún sigue en pie su pequeño bazar, auténtica delicia para los visitantes y turistas, considerado un pequeño pedazo de Turquía en Albania. El bazar, a pesar de haber sido restaurado, conserva su tradicional encanto, y es que históricamente los habitantes de Krujë han sido considerados magníficos comerciantes. 


Entre los museos de la ciudad destaca el dedicado a Skanderbeg, el héroe y piedra angular del despertar nacionalista albanés. 


Desde esta atalaya era posible la comunicación con otras fortalezas situadas a más de 30 kilómetros, por medio de enormes hogueras. 



Una anécdota, el equipo de fútbol de la ciudad es el KS Kastrioti Krujë. 


Visitar Krujë es una experiencia inolvidable, es sumergirte en la historia y en la cultura albanesa. 

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