domingo, 18 de enero de 2015

LA CONQUISTA DE TOLEDO



En el año 1085 un triunfante Alfonso VI entraba extasiado en Toledo , la antigua capital del recordado reino visigodo, había sido arrebatada a los infieles y volvía a ser cristiana. Además, el triunfo del leonés, trajo consigo la restauración de la antigua diócesis de Toledo. Esta conquista le valió la admiración de los musulmanes que llegaron a denominarlo como "Emperador de las dos Religiones".

En una etapa de cierta decadencia del poder político y militar el mundo islámico andalusí, los ejércitos cristianos aprovecharon para conquistar buena parte del Valle del Tajo y recuperar para la causa cristiana una ciudad de grandes connotaciones simbólicas. Desde este momento Toledo se convirtió en la principal plaza cristiana en la submeseta sur, y un baluarte para defender los territorios conquistados y preparar el asalto a las regiones meridionales.

La antigua ciudad fundada por los carpetanos, sede regia de las monarquía visigoda y del trascendental Concilio de Toledo, terminó por convertirse bajo dominio cristiano en una de las ciudades más destacadas de todo el Occidente cristiano, convirtiéndose en una auténtica ciudad soñada, una meta para soñadores y mentes inquietas, un estigma que ha sabido conservar a la perfección hasta el presente.

Después de unas hábiles negociaciones diplomáticas y una serie de campañas militares, Alfonso VI conquistó Toledo, protagonizando un momento crucial en la expansión de los reinos cristianos. Tras la muerte de Al Mamun, el poderoso rey de Toledo, su nieto y sucesor, Al Qadir se vio obligado a huir a causa de una revuelta que otorgó el poder al rey de Badajoz Al Mutawakkil.

Al Qadir encontró refugio y acogida junto al rey Alfonso, que consigue reponerle en el trono toledano en 1018. Al año siguiente, Al Qadir vuelve a solicitar ayuda al rey leonés, que lanza varias campañasa militares y de saqueo en los alrededores, hasta que finalmente decide comenzar el asedio de Toledo en otoño de 1084. La primavera siguiente la ciudad capitulaba y abría sus puertas al rey cristiano.

La rendición de Toledo supuso la anexión de todo el reino, y dentro de este espacio se encontraban los centros demográficos, económicos y militares más importantes de la antigua Taifa; Talavera, Madrid, Guadalajara, Oreja, Consuegra y Maqueda, además de un sinnúmero de aldeas. A partir de entonces sería el Tajo el baluarte defensivo frente a la inmimente ofensiva de los almorávides que ya se vislumbraba en el horizonte.

La repoblación de Toledo planteaba una nueva forma de organizar y asimilar a la población establecida. Ya no se trataba de organizar a ingentes masas de campesinos escasamente articulados entre sí, ahora se plantea la necesidad de integrar a los diferentes grupos que formaban la compleja sociedad urbana; mozárabes, judíos, musulmanes y las gentes llegadas del norte con ánimos de medrar.


La conquista de Toledo supuso para el Reino de León la culminación de un ideal político basado en la restauración de la extinta monarquía visigoda, según una reelaboración teórica que entroncaba directamente el reino astur-leonés con los últimos reyes visigodos y otorgaba un sentido pleno al concepto de Reconquista. 

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