martes, 13 de enero de 2015

GARCÍA SÁNCHEZ I DE PAMPLONA



A la temprana edad de seis años heredó la corona del Reino de Pamplona tras la muerte de su padre Sancho Garcés I . Su tío Jimeno Garcés, y especialmente su madre, la Reina Toda, se ocuparon de la regencia y de que el joven García se hiciese un hombre sentado en el trono.

Tres hermanas del rey estuvieron casadas con reyes leoneses; Urraca con Ramiro II, Sancha con Ordoño II (antiguo aliado de su padre) y Oneca con Alfonso IV, de tal manera que se consolidaron los lazos fraternales entre ambos reinos. En todas estas uniones tuvo un destacado papel como casamentera la reina Toda. Esta influencia Navarra en León obligó al monarca de Pamplona a intervenir en los continuos conflictos y guerras civiles que sufría un inestable Reino de León.

Por otro lado, García Sánchez se casó con Andregoto, hija del conde de Aragón Galindo Aznar II, un matrimonio que posibilitó la futura unió de los dos reinos. Más tarde la unión fue declarada nula por motivos de parentela, puesto que los contrayentes eran primos. No obstante la disolución matrimonial no pudo anular la unión dinástica y el hijo de ambos, Sancho Garcés II Abarca, recibió la doble herencia: Pamplona y Aragón. Más tarde, García Sánchez contrajo matrimonio con Teresa Ramírez, la hija de Ramiro II de León.

Posiblemente la acción más destacada de este rey fue su intervención, junto a Ramiro II de León y el conde Fernán González, en la famosa Batalla de Simancas , donde una coalición cristiana obtuvo una celebrada victoria, cuyos ecos resonaron más allá de los Pirineos, sobre las poderosas tropas del califa Abderramán III, primo del rey navarro.

Motivado por los lazos familiares y la habitual colaboración entre reinos, en el 961 intervino en las disputas entre el Reino de León y el Condado de Castilla, apresando incluso a Fernán González. A pesar de todo, hizo oídos sordos a la petición de Alhakén II de que le entregase al levantisco conde castellano, y poco después lo dejó libre.

Fernán González, además de poderoso aliado en el campo de batalla, fue primero cuñado de García Sánchez, al contraer matrimonio con su hermana Sancha, y más tarde yerno, pues cuando hicieron las paces, se casó con Urraca Garcés, hija del navarro. A esta nueva alianza, respondió el califa enviando a su ejército a tierras navarras, y tras varias derrotas, el rey García mandó un embajada a Córdoba solicitando el cese de las hostilidades y la firma de la paz.


En el 970, el mismo año que Fernán González, fallecía García Sánchez I. Simultáneamente los dos estados cristianos quedaban huérfanos de sus líderes, y aunque Navarra iba cimentando su hegemonía sobre los territorios cristianos, el Califato había reforzado su supremacía absoluta.  

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