domingo, 26 de octubre de 2014

NARBONA, VIZCONDADO Y ARZOBISPADO MEDIEVAL.



Durante la Antigüedad Narbona fue una colonia romana y una de las ciudades más importantes de la Galia Imperial y capital de la provincia Narbonense. Tras el colpaso del poder romano, Narbona cayó en manos de los visigodos de Tolosa y en el siglo VIII fue brevemente ocupada por los árabes.

En 759 fue conquistada por Pipino el Breve integrándose en los dominios carolingios. Durante la Edad Media, Narbona fue centro de dos señoríos: uno eclesiástico, el Arzobispado, y otro secular, el Vizcondado. Ambos, vizconde y arzobipos regían los destinos de la ciudad, aunque el vizconde tenía que prestar homenaje al arzobispo como su señor feudal. A lo largo de la Edad Media Narbona se reafirma como una metrópoli eclesiástica de primer orden y como una ciudad de comerciantes con gran dinamismo.


En principio los vizcondes estaban sujetos a los Condes Carolingios, pero pronto consiguieron gobernar de forma independiente. En esta época aprovechando la importancia de su puerto hacia el mar Mediterráneo, Narbona desarrolló una próspera actividad comercial, reflejada en la pujanza de la burguesía urbana.

La ciudad del Languedoc también se convirtió en un importante centro cultural, especialmente durante el reinado de Ermengarda de Narbona (1134 - 1192), en cuya corte se desarrollaba el espíritu del Amor Cortés, tan típido del mediodía francés.

Desde el siglo IV Narbona había sido sede episcopal, elevando su rango a partir del siglo VIII como sede arzobispal. La Catedral de San Justo y San Pastor era la sede religiosa y el espectacular Palacio del Arzobispo la residencia del cabeza de la Archidiócesis.


Entre los arzobispos de Narbona cabe destacar a Arnaldo Amalric, que dirigió la Cruzada Albigense contra los cátaros, Pierre de La Jugie que hizo frente a varias desgracias que asolaron la ciudad o Guido Folques que llegaría al papado con el nombre de Clemente IV.

A finales de la Edad Media Narbona se convirtió en un dominio más del Condado de Foix y en 1507 se une al Reino de Francia, que en ese momento mantenía serías disputas con la Corona de Aragón, jugando en esta contienda un papel clave en la defensa de la provicia del Languedoc.





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