Las dos grandes torres
gemelas de la Grossmünster son visibles desde cualquier punto de
Zurich, siendo desde hace varios siglos uno de los edificios
emblemáticos de la ciudad suiza.
Carlomagno, protagonista
de leyendas en media Europa, fundó esta iglesia a finales del siglo
VIII, en una suave colina sobre el río Limmat, el lugar exacto donde
fueron hallados los cadáveres de Félix y Régula.
Otra leyenda relata que
los santos mártires fueron decapitados a orillas del río, en el
lugar donde hoy se ubica la Wasserkirche, y que tomaron sus propias
cabezas y corrieron colina arriba hasta detenerse en el punto donde
siglos más tarde se edificó la Catedral.
Dejando a un lado las
leyendas, siempre recurrentes y siempre imprescindibles, de los
Santos y el Emperador, las obras del templo románico-gótico
comenzaron hacia 1100 mientras que las torres occidentales no fueron
concluidas hasta finales del siglo XV.
Y un tercer
acontecimiento, esta vez real y de gran trascendencia, que ocurrió
en este lugar; desde el púlpito de la Grossmünster el humanista
Ulrico Zwinglio predicó su Reforma religiosa que rápidamente se
extendió a otras ciudades suizas como Berna o Basilea.
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