Todas las ciudades
europeas poseen un Santo Patrón (o Patrona), muchas veces
relacionado directamente con la fundación de la misma. Zürich tiene
dos; Félix y Régula.
Cuenta la tradición que
el emperador Carlomagno decidió fundar Zürich tras descubrir las
tumbas de Félix y Régula. Ambos desertaron de una legión romana,
junto a su sirviente Exuperantus, y más tarde fueron martirizados a
causa de su fe cristiana. Los mártires tras ser decapitados a
orillas del río Limmat corrieron colina arriba con la cabeza en la
mano, deteniéndose en el lugar que hoy ocupa la Catedral
(Grossmünster).
El claustro románico de
Fraumünster, el convento de la ciudad, está adornado con frescos,
realizados entre 1923 y 1932 por Paul Bodmer, que narran la vida y
peripecias de los patrones.
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