sábado, 25 de octubre de 2014

CRUCERO DE SANTO TORIBIO



Toribio, religioso natural de la provincia de Galicia, de buena familia lo vendió todo y acudió a Jerusalén. Allí gozó del favor del patriarca Juvenal que lo nombró Sacristán de la Iglesia del San Sepulcro. La morriña le hizo regresar a su tierra, y lo hizo trayendo a España algunas reliquias de la pasión, como un fragmeno del Lignum Crucis. Una tradición cuenta que Toribio trajó al Bierzo la talla de la Virgen de la Encina, llamada a convertirse en patrona de la comarca. Ya en la Península Ibérica fue nombrado obispo de Astorga y combatió enérgicamente la herejía de su paisano Prisciliano.


Cuenta la leyenda que Santo Toribio tuvo que abandonar su diócesis y huir de la ciudad, ya que los habitantes de Astorga lo acusaron de impiedad. Corrío montaña arriba y cuando llegó al lugar donde hoy se eleva el Cruceiro, juró que jamás regresaría. Otra versión de la leyenda cuenta que Toribio tuvo que huir de Astorga cuando llegaron las hordas de bárbaros suaves que arrasaron y se adueñaron de la región.  

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