Los magiares habían sido
conducidos hasta Europa por Álmos, un carismático líder religioso
que por propia voluntad fue sacrificado antes de franquear los
imponentes Cárpatos. Al parecer este sacrificio ritual está
relacionado con el cargo que ocupaba en la tribu, denominado Kende. Su
sangre derramada y ofrendada a los dioses aseguraba el éxito de la
coquista. Su hijo y sucesor fue Arpad, el caudillo que condujo a los
magiares hasta la Llanura Panónica. Según una leyenda, recogida por
Simón de Keza, el nacimiento de Almos vino precedido de una visita que el Ave
Turul realizó durante un sueño a su madre Emesa, la esposa del
príncipe Ügyeko. En el sueño Emesa queda embarazada de Turul y la
mítica ave había asegurado grandes éxitos a Almos y su estirpe, y
predijo que sería el antepasado de grandes reyes.
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